Los tricomas
son células epidérmicas especializadas que se
alargan y/o proliferan. Pueden ser de protección o glandulares, y a veces se usan
como carácter taxonómico, es decir, sirven para clasificar especies. Los tricomas
de protección pueden ser unicelulares o pluricelulares. No sólo protegen frente a
luz intensa sino que ayudan a crear una capa aérea limítrofe superficial sobre la
epidermis que permite una atmósfera menos fluctuante. Estos tricomas son
especialmente abundantes en estructuras jóvenes de la planta, de las cuales
pueden desaparecer cuando se hacen adultas.
Funcionalmente, los tricomas son prolongaciones epidérmicas que sirven
para evitar herbívoros, guiar a los polinizadores, controlar la temperatura y
desecación de las hojas, de protección frente a un exceso de luz. Los tricomas
tienen un origen diferente a los pelos absorventes de la raíz, es decir, el juego de
genes que se activa en cada caso es diferente. Las plantas que tienen muchos
tricomas se denominan pubescentes. La mayoría de los tricomas están formados
por células vivas, aunque se pueden presentar todas sus células muertas
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